La triste historia de Caperucita y su abuela
Por: Luis Aníbal Arteaga Díaz
Una
vida feliz pude disfrutar con mi madre. Su recuerdo todavía está
implantado en mi corazón desde su
partida, pero aun soy una joven mayor que vive con las enseñanzas e historias
de mi mamá, y esa caperuza roja que tejió mi abuela, y que en mi niñez utilice
sin cansancio. Las políticas hogareñas eran implantadas por los familiares de
mi madre, ellos decidían que hacer con la casa y conmigo. Nuestras riquezas no
eran muy extensas, así que todos esos prolegómenos se solucionaron de manera
efímera. Luego la situación a resolver era ¿Qué hacer con caperucita roja? En
mi silencio la opinión iba y venía por parte de mis pocos tíos y tías, hasta
que se decidió llevarme a casa de mi abuela.
Había
olvidado completamente como era la casa de esa ancianita que quería tanto. Mi
niñez se basó en ella, pero al crecer me tuve que preocupar más por la salud de
mi madre. Al llegar me recibió con una cara de felicidad un tanto preocupada,
le dieron las indicaciones de cuidado, pero, por ser mi abuela no le dieron mucha
importancia y se retiraron. Luego de entrar, dije que estaba encantada de estar
en su humilde morada, pero mis palabras no fueron escuchadas, ella había
desaparecido misteriosamente en su propia casa, pero en ese momento apareció y
pidió que me desvistiera hasta quedar desnuda, en mi dudosa elección lo hice,
pero muy confundida, aun así era mi abuela y mi confianza en ella era muy
grande. Tomo una silla, un vaso de vino y se colocó enfrente mío para admirar
mi cuerpo, y pregunto por mi virginidad, luego de eso mi confusión fue más
grande pero dije que ningún hombre me había tocado, sus ojos estaban
sorprendidos, se levantó y dijo con el ceño fruncido:
- Colócate la ropa, siéntate en esa silla y espera – En eso
mi confusión podía salir caminando de mi cuerpo, porque era demasiado grande,
pero me llene de valor y le pregunte:
- Abuelita, ¿Por qué me pediste que hiciera eso? – Pero su
silencio mostraba el desinterés que tenía por mis comentarios y solo dijo:
- Solo vas a recibir lo que mereces.
Y acompañado por el comentario extraño de mi
abuela llega un hombre que toca a la puerta, ella abre y me señala
despectivamente mientras recibe una pequeña suma de dinero. El hombre se
abalanza ante mí y me agarra de la mano
para llevarme, yo en mi confusión me desprendí de su mano, di dos pasos hacia
atrás y pregunte:
- ¿Qué quieren de mí? ¿Qué pasa? – El hombre se alejó y mi
abuela me tomo del cuello hasta chocarme contra la pared y dijo:
- Estuve esperando la atención de una nieta por mucho
tiempo pero, ella nunca fue, así que esa nieta tiene que complacer a la abuela
durante el tiempo que este acá.
Con
lágrimas en los ojos, la joven se subió al carruaje, pero viendo que el hombre
hablaba con la abuela salió del otro lado y escapo al bosque. En eso se sentó
en una piedra y empezó a llorar desconsoladamente. Al cabo de un rato vio una
sombra en la profundidad de los matorrales, y para su sorpresa era el lobo,
ella rápidamente toma una pequeña rama que temblaba cual gelatina, pero en eso
el lobo le dio a entender que no iba hacerle daño, bajo la rama de su mano
y la consoló en su soledad.
Caperucita
le platico sobre lo sucedido y el lobo le dijo que pensara una manera de volver,
y que él la ayudaría. Era necesario que ella arreglara la situación, ya que
caperucita no tenía donde quedarse, su antigua casa estaba siendo vendida para
pagar viejas deudas, y sus tíos y tías no tenían tiempo para cuidarla. La joven
tomo la decisión de enfrentarse a ese calvario, mostrando los derechos que
tenía al ser su nieta, y dándole a entender que ella la quería mucho, siendo la
única influencia familiar que tenía.
En
el camino el lobo le hablo sobre las prácticas sospechosas que tenía su abuela
en el bosque. Un día el lobo caminaba por la maleza y un olor muy asqueroso
golpeo su cara haciendo que se detuviera a investigar, luego vio que provenía
de la casa de la anciana, que misteriosamente hacia una salsa con especias muy
extrañas. Caperucita se sentía confundida pero a la vez segura, el lobo no
tenía cara de que se la iba a comer, sentía cierta confianza en el lobo.
Cuando
llegaron a casa de la abuela, su presencia fue estrepitosa. El lobo rugió y se
colocó en cuatro patas frente al hombre que se la quería llevar, mientras que
caperucita se acercó a su abuela y le dio a entender que ella era la única
familia que tenía, y que la quería mucho. La anciana, de una manera despectiva
dijo que las salsas habían tenido un efecto muy tardío, ella necesitaba el
dinero rápido y no quería ver esa maldita cara angelical que tenía su nieta.
Lagrimas solo corrían de caperucita, ella entendió que la enfermedad de su
madre tenía inicio, nudo y un triste desenlace.
El
lobo se lanzó hacia el hombre, y en ese mismo forcejeo, el caballero saco una
pistola para alejar al lobo y disparo, pero la bala no fue a su objetivo e
impacto en caperucita. Al caer al suelo, todos quedaron en silencio y solo se
escuchaban la parvada de pájaros que salían de los arboles como una lluvia
inversa hacia el cielo. La anciana en ese momento conoció la verdadera soledad
y se dio cuenta que el dinero la dejo muy ciega. Lloro por la enfermiza escena
y por la pérdida de su única nieta que en realidad la amaba. Fin
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